Síndrome
de Münchausen por poder: la extraña forma de abuso infantil por la que las
madres inventan o infligen enfermedades en sus hijos
Inma Gil Rosendo
BBC Mundo
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Este trastorno mental
reconocido, también llamado trastorno facticio impuesto a otro, fue
identificado por primera vez en 1977.
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Cuando el equipo médico de
pediatría y otorrinolaringología del hospital chileno Carlos Van Buren, en
Valparaíso, confirmó sus sospechas, el niño, de unos tres años y medio, ya
llevaba acumuladas 5 hospitalizaciones y numerosos tratamientos con antibiótico
en apenas nueve meses.
El pequeño, al que
llamaremos Mario en este artículo, siempre volvía con su madre al hospital por
el mismo problema: una misteriosa secreción de los dos oídos acompañada de
granulomas, pequeños puntos de inflamación en el tejido de los conductos
auditivos, que le impedían a los doctores llegar a ver los tímpanos.
El diagnóstico oficial era
otitis media crónica, pero nadie podía explicar la causa.
El niño respondía
bien a las curas y a los tratamientos con antibiótico pero el problema recurría
una vez que era dado de alta.
Además, presentaba un
retraso en el desarrollo de causa no explícita: "Con unos tres años
caminaba con dificultad y hablaba muy poco", le dijo a BBC Mundo el
cirujano Cristian Papuzinski, del Servicio de Otorrinolaringología de ese
hospital, que formó parte del equipo que lo trató.
3 elementos sospechosos
El de Mario es un caso
clínico real, cuyos detalles fueron publicados en 2016 en la Revista de
otorrinolaringología y cirugía de cabeza y cuello, de Chile.
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Resultados de una
biopsia que muestran lesiones granulomatosas en los conductos auditivos
externos del niño.
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Papuzinski y el resto del
equipo médico que trató al pequeño empezó a sospechar a raíz de varios
elementos incongruentes: el principal era la ausencia de una causa clara que
explicara la recurrencia de la enfermedad.
Pero también las
características clínicas raras del caso: patógenos poco habituales en
infecciones de oído y lesiones inexplicables.
Finalmente, el hecho de que
Mario mejoraba claramente cuando estaba separado de su entorno habitual.
Papuzinski contó que a los
dos meses de ser tratado en su hospital, empezaron a sospechar que quizás la
madre le ponía al niño alguna sustancia irritante en el oído.
Fue a raíz de la primera
biopsia, cuando los médicos vieron que "mientras el chico estaba
hospitalizado, mejoró", cuenta Papuzinski.
"Entonces supusimos que
quizás había un factor familiar que a lo mejor no estábamos considerando.
Y uno
de ellos podría ser algún tipo de maltrato por parte de los familiares",
añadió el cirujano, que admite que nunca se había encontrado con un caso así en
su especialidad.
Pero tras una evaluación del
niño con personal de asistencia social y de psiquiatría infantil, se desestimó
esa hipótesis.
Según Papuzinski, la madre
negó cualquier situación de maltrato en casa. Y siguió haciéndolo hasta el
final.
Una madre "muy
preocupada"
En realidad la madre de
Mario parecía estar muy involucrada en la salud de su hijo.
"Ella era muy
preocupada.
Siempre estaba ahí con él, llegaba temprano y se pasaba prácticamente
las 24 horas de día en el hospital", recuerda el cirujano chileno.
En total, en los nueve meses
que fue tratado en el Carlos Van Buren, Mario pasó más de 80 noches ingresado.
Siete meses después de su
primera consulta, una casualidad hizo que se descubriera la verdad.
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En total, en los
nueve meses que fue tratado en el Carlos Van Buren, "Mario", de tres
años, pasó más de 80 noches ingresado.
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La mamá de otro niño
ingresado en el hospital que compartía sala con Mario sorprendió a la madre de
éste inyectándole un medicamento sin autorización médica.
Cuentan los médicos en su
descripción del caso clínico que en esa ocasión la madre de Mario
"amenazó" a quien la había observado "para que guardara
silencio".
Pero cuando el equipo de
salud la encaró ella lo negó todo.
Después llamaron a la
policía, que al registrar a la madre encontró jeringas escondidas en la ropa y
bajo la cama del pequeño.
Frente a eso, los médicos
avisaron a un fiscal que emitió una orden de alejamiento de la mamá, a raíz de
la cual Mario empezó a mejorar rápidamente hasta recibir el alta.
Así fue como los doctores
lograron ver por primera vez los tímpanos del pequeño y pudieron confirmar,
afortunadamente, que estaban sanos.
Según los médicos, hasta
percibieron "una mejoría sustantiva de la interacción del niño con otras
personas".
Un síndrome
"subdiagnosticado"
No era el niño el que estaba
realmente enfermo, sino la madre: tenía Síndrome de Münchausen por poder (SMPP),
según le diagnosticó el equipo de psiquiatría del propio Hospital Carlos Van
Buren.
Este trastorno mental
reconocido, también llamado trastorno facticio impuesto a otro, fue
identificado por primera vez en 1977 por el pediatra británico Roy Meadow.
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El Síndrome de
Münchausen por poder se considera una forma de abuso infantil y tiene un índice
causal de mortalidad de alrededor del 7%.
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Este síndrome implica una
vuelta de tuerca sobre el Síndrome de Münchausen, que consiste en la
fabricación de síntomas y signos de una enfermedad por parte del paciente para
generar ayuda, compasión, admiración y atención médica.
En el caso del SMPP,
conocido en inglés como "Münchausen Syndrome by proxy", es la persona
a cargo de un paciente, normalmente la madre o cuidadora de un menor, la que fabrica
esos síntomas o enfermedades.
Se considera, de hecho, una
forma de maltrato infantil, que a menudo pasa desapercibida para médicos y
autoridades durante meses o años.
Sin embargo tiene un índice
causal de mortalidad de alrededor del 7%, según el equipo de médicos chilenos.
La prensa internacional ha recogido varios casos notorios en los que los
menores murieron y los padres fueron condenados a penas de cárcel.
Los adultos que padecen este
trastorno psiquiátrico pueden llegan a límites insospechados en su búsqueda
patológica por la atención médica: pueden inyectarle al menor sangre, orina o
heces para generarle enfermedad, darles fármacos que les generen síntomas como
vómitos o diarrea y someterlos a pruebas invasivas como biopsias o cirugías.
Según recogen los autores
del informe sobre el caso clínico chileno, se desconoce la verdadera incidencia
de los casos de SMPP, pero estiman que está "subdiagnosticado" porque
el personal sanitario no suele sospechar de los padres de los pacientes
menores.
Lo que sí constatan diversos
estudios es que la madre es la abusadora en la gran mayoría de los casos, el
75% según citan los doctores chilenos.
¿Por qué lo hacen?
En realidad se conoce poco
sobre las causas del Síndrome de Münchausen y del Síndrome de Münchausen por
poder.
Los expertos creen que la
gente que sufrió abuso, malos tratos o abandono durante su infancia tiene un
mayor riesgo de padecerlo.
Teorizan que el paciente se
autoinflige una lesión o la causa en alguien a su cuidado en un intento por
buscar empatía, llamar la atención o generar admiración por su capacidad para
sobrellevar su problema.
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Se conoce poco sobre
las causas del Síndrome de Münchausen y del Síndrome de Münchausen por poder.
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Por otro lado, incluso
cuando hay sospechas, es difícil para el personal médico confrontar a los
pacientes por un supuesto síndrome de Münchausen.
Hay varios riesgos: si se
sienten interrogados los pacientes se pueden volver defensivos e incluso
desaparecer, solo para buscar ayuda en otro hospital donde no son conocidos.
De hecho Mario llegó al
hospital de Valparaíso referido de otro centro médico que ya había visitado en
numerosas ocasiones sin lograr un diagnóstico.
El otro peligro es la
posibilidad de acusar a alguien erróneamente, con todas las repercusiones que
eso puede generar.
"Es una situación muy
compleja", dice el otorrino chileno.
Efectivamente, el pediatra
británico que acuñó el término del síndrome quedó envuelto en controversia
después de haber participado como testigo en varios juicios en los que se
condenó erróneamente a padres por el asesinato de sus hijos.
"Vida normal" con
la abuela
En el caso de Mario,
finalmente un juez de familia determinó que se quedara bajo la protección de su
abuela.
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Tras la orden de
alejamiento de su madre la salud del niño mejoró rápidamente.
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Ese cambio tuvo un rápido
impacto positivo sobre la salud del niño, que además empezó a caminar muy bien,
a hablar mejor, a socializar más y a asistir al colegio, según Papuzinski.
La mamá de Mario puede verlo
durante visitas supervisadas y está en proceso de recuperación psicológica para
poder optar en el futuro a la custodia de su hijo.
Entretanto, el pequeño lleva
una vida normal, por ahora no presenta secuelas por el síndrome de la madre y
hasta la fecha ha estado muy bien de salud, dice el cirujano, que afirma que en
el departamento de otorrinolaringología ya solo le hacen un seguimiento
rutinario una vez al año.
post: Marcelo Ferla
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